01 -
En un recipiente, mueve el helado de fresa ablandado hasta que tenga una textura que se pueda verter, pero que no esté completamente líquido.
02 -
Pasa el helado movido a moldes para paletas, coloca un palo de madera en cada uno y mételos al congelador por unas 4 horas o hasta que estén bien firmes. (Pon una charola dentro del congelador para que esté fría cuando se necesite más adelante).
03 -
Coloca el chocolate blanco y el aceite de girasol en un tazón pequeño o vaso. Caliéntalo en el microondas por 30 segundos y luego mézclalo hasta que esté perfectamente derretido. Déjalo reposar por unos 5 minutos.
04 -
Tritura las galletas María doradas con las fresas deshidratadas hasta obtener migajas finas. Extiende estas migas sobre un plato.
05 -
Saca la charola fría del congelador y cúbrela con un pedazo de papel encerado. Desmolda una paleta de helado de fresa (sumergir el molde en agua tibia puede ser útil) y cúbrele un lado con un chorrito de chocolate blanco.
06 -
Presiona la paleta con el lado de chocolate sobre las migajas de fresa y galleta. Vuelve a rociar chocolate por encima y dale la vuelta para cubrirla también del otro lado.
07 -
Coloca la paleta en la charola fría, agrega más chocolate por encima si te gusta, y repite el proceso con las demás. Regresa las paletas al congelador hasta que estén bien firmes.