01 -
Rebana el calabacín amarillo en rodajas de unos 0,6 cm de grosor. Puedes usar una mandolina para conseguir cortes parejos. Reserva las rodajas a un lado.
02 -
En un recipiente plano mediano, combina la harina común, la harina de maíz, la sal condimentada, la pimienta negra, el ajo en polvo y la cebolla en polvo.
03 -
En otro recipiente plano mediano, bate juntos el suero de leche, el huevo bien batido y 1 cucharada de harina.
04 -
Sumerge una rodaja de calabacín en la mezcla de suero, dejando que escurra el exceso. Luego pásala por la mezcla de harina, cubriendo ambos lados y sacudiendo el exceso. Repite con unas cuantas rodajas más y déjalas en un plato. Puedes hacer este paso mientras vas friendo.
05 -
Calienta aproximadamente 1,3 cm de aceite en una sartén de fondo grueso (preferiblemente de hierro fundido) a fuego medio hasta que alcance 175°C.
06 -
Añade con cuidado las rodajas empanadas al aceite caliente y fríe hasta que estén doradas por ambos lados, volteándolas de vez en cuando para una cocción pareja, unos 4 minutos en total. No sobrecargues la sartén.
07 -
Saca el calabacín frito con una espumadera y colócalo sobre un plato cubierto con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Después, transfiérelo a una rejilla sobre una bandeja para mantener el rebozado crujiente.
08 -
Continúa empanando y friendo el resto de las rodajas de calabacín, cocinando en tandas según sea necesario. Sirve caliente y disfruta.