01 -
Entre dos hojas de plástico de cocina, aplana las pechugas de pollo hasta que tengan un grosor aproximado de 1 cm.
02 -
Tamiza en un bol la harina, pimienta negra, sal, jengibre, nuez moscada, tomillo, salvia, pimienta de cayena y pimentón. Separa la mitad de esta mezcla.
03 -
En otro recipiente, mezcla bien los huevos con el agua para formar un baño líquido.
04 -
Espolvorea las pechugas de pollo con sal y pimienta al gusto.
05 -
Pasa cada pechuga por la mezcla de harina, asegurándote de que quede cubierta por todas partes.
06 -
Sumerge las pechugas en el baño de huevo, dejando que el exceso caiga.
07 -
Vuelve a cubrir las pechugas con la harina reservada, presionando ligeramente para que se adhiera bien.
08 -
Calienta aceite de girasol en una sartén a fuego medio y cocina las pechugas empanizadas durante 4-5 minutos por lado, hasta que estén doradas y crujientes.
09 -
Coloca las pechugas cocinadas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
10 -
En otra sartén, calienta aceite de oliva a fuego medio. Añade el ajo y sofríe hasta que suelte su aroma. Agrega la miel y la salsa de soja, mezclando hasta que espese ligeramente.
11 -
Sirve las pechugas crujientes calientes y vierte la salsa de miel y ajo por encima.
12 -
Enciende el horno a 220°C (425°F) y engrasa una bandeja de hornear con un poco de aceite.
13 -
Prepárate siguiendo los pasos del 1 al 4 para sazonar y cubrir las pechugas.
14 -
Coloca las pechugas empanizadas en la bandeja y cocina durante 15 minutos. Voltea las piezas y hornea otros 10-15 minutos hasta que estén crujientes y cocidas por dentro.
15 -
Sirve las pechugas al horno acompañadas de la salsa de miel y ajo como aderezo.