01 -
Desenvuelve los palitos de mozzarella y córtalos por la mitad para obtener 24 trozos. Colócalos en una bandeja forrada con papel y mételos al congelador mínimo una hora. Congelarlos ayuda a que no pierdan su forma durante la fritura.
02 -
En un plato hondo, mezcla el pan rallado con ajo en polvo, cebolla en polvo, condimento italiano, sal y pimienta. En otro plato, pon la harina. En un tercer plato, bate los huevos junto con la leche.
03 -
Saca los palitos congelados y pásalos por harina, quitando lo que sobre. Luego sumérgelos en la mezcla de huevo hasta que queden bien cubiertos. Después rebózalos en la mezcla de pan rallado, presionando suavemente. Repite el proceso para una capa doble: vuelve a pasar los palitos empanizados por huevo y después por pan rallado. Esta doble capa crea un exterior muy crujiente. Regresa los palitos a la bandeja y congela otros 30 minutos.
04 -
En una sartén honda, calienta aceite a fuego medio-alto hasta 175°C. Necesitas suficiente aceite para cubrir los palitos. Con cuidado, echa unos cuantos palitos al aceite caliente, sin amontonarlos. Fríelos unos 2-3 minutos hasta que estén dorados y crujientes. Sácalos con una espumadera y ponlos sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite. Sigue friendo el resto de los palitos.
05 -
Sirve los palitos de queso mozzarella calientes con salsa de tomate para mojar. ¡A disfrutar de esta delicia crujiente por fuera y cremosa por dentro!