01 -
Corta las fresas frescas o déjalas enteras si son congeladas.
02 -
Pon a fuego medio las fresas, el azúcar y el agua en una olla. Ve mezclando hasta que las fresas estén blanditas y todo espese (unos 8-10 minutos).
03 -
Quita del fuego, deja que se enfríe y mételo en la nevera si no lo vas a usar ya mismo.
04 -
Bate el queso crema hasta que quede suave. Ve añadiendo el azúcar poco a poco y sigue mezclando hasta tener una crema.
05 -
Echa la yema y mezcla hasta que quede todo uniforme. Ponlo en una manga pastelera y déjalo enfriar.
06 -
Junta en un bol los dos tipos de harina, la maicena, el polvo de hornear, la sal y la canela.
07 -
En una batidora, mezcla la mantequilla con los azúcares hasta que quede una pasta esponjosa.
08 -
Incorpora el huevo y luego la yema uno tras otro, y después la vainilla.
09 -
Añade los ingredientes secos poco a poco a la mezcla húmeda hasta que se integren bien.
10 -
Haz bolitas con la masa y presiona en el medio para hacer un hueco.
11 -
Pon la mezcla de queso en una mitad del hueco y el relleno de fresa en la otra mitad.
12 -
Mete las bolitas de masa en la nevera por 1-2 horas o toda la noche.
13 -
Precalienta tu horno a 190°C.
14 -
Coloca las bolitas en bandejas con papel de hornear, dejando espacio entre ellas. Hornea unos 13-15 minutos o hasta que los bordes estén dorados.
15 -
Deja que las galletas se enfríen un poco en la bandeja antes de pasarlas a una rejilla.
16 -
Estas galletas mezclan el dulzor de las fresas con el toque ácido del cheesecake, todo envuelto en una masa suave con especias. ¡Perfectas para cualquiera con antojo de algo diferente!.