01 -
Calienta el horno a 180°C (350°F) y, si tienes una piedra para pizza, colócala dentro para que se caliente también.
02 -
Con un chorro de aceite de oliva, cocina la mitad de la cebolla picada a fuego medio-bajo hasta que esté suave y aromática. Agrega el azúcar a la mitad de la cocción y sigue mezclando hasta que quede transparente.
03 -
En un bol, combina el puré de calabaza, el ajo, el chalote, el tomillo y la cebolla restante. Incorpora el queso manchego y ajusta con sal y pimienta, removiendo bien.
04 -
Sigue las instrucciones del empaque para preparar la masa de pizza y extiéndela formando un círculo.
05 -
Coloca la masa sobre la piedra caliente. Cubre con la mezcla de calabaza, reparte las cebollas caramelizadas y agrega la rúcula. Espolvorea con el queso gouda rallado y, si quieres, un poco más de sal y pimienta.
06 -
Hornea según las indicaciones de la masa, normalmente entre 10 y 12 minutos, o unos 20-25 minutos si prefieres que quede más crujiente.
07 -
Ya está lista tu pizza. ¡A comer y disfrutar!