01 -
Cuando ya hayas derretido todo el queso en la mezcla, agrega el chile en polvo y la sal. Pruébalo para ajustar los sabores a tu gusto. Si la salsa espesa demasiado, un chorrito más de leche resolverá el problema.
02 -
Agrega el queso rallado poco a poco, removiendo bien cada vez para que se derrita por completo en la salsa. Si notas que es necesario, calienta a fuego bajito para facilitar el proceso, pero evita que se sobrecaliente.
03 -
Vierte la leche en la mezcla de mantequilla y harina, batiendo constantemente. Sube un poco la flama y sigue mezclando hasta que hierva suavemente. Una vez que la mezcla esté lo suficientemente espesa como para cubrir una cuchara, retira del fuego.
04 -
Coloca la mantequilla y la harina en una cacerola pequeña. Cocina mientras los bates, hasta que tengas una mezcla burbujeante y espumosa. Mantén el calor por unos 60 segundos, siempre batiendo.