
El pollo al ajillo con brócoli y espinacas es un plato rápido y saludable que mezcla pollo tierno con vegetales frescos, todo unido por los intensos sabores del ajo y queso manchego. Esta preparación es ideal para una cena entre semana, ofreciendo una comida nutritiva y satisfactoria que se prepara sin complicaciones. Vamos a ver los ingredientes que hacen este plato tan rico y completo.
Ingredientes
- Pollo: 2 tazas en cubos. Fuente principal de proteína magra para este plato.
- Espinacas: 1 taza. Llenas de hierro y antioxidantes, aportan una textura suave y frondosa.
- Brócoli: 1 taza en ramilletes. Da un toque crujiente y fresco, además de fibra y vitaminas.
- Caldo de Pollo: 1/2 taza. Aporta humedad y profundidad, ayudando a ablandar los vegetales.
- Aceite de Oliva: 1/4 taza. Para saltear los ingredientes, añade grasa saludable y mejora los sabores.
- Ajo: 1 cucharada picado. El ingrediente clave que da ese aroma característico al plato.
- Queso Manchego rallado: 1/4 taza. Da un final rico y sabroso, realzando todo el conjunto.
- Pimienta Negra: 1/4 cucharadita. Añade un toque de especias y profundidad.
- Sal: 1/4 cucharadita. Realza los sabores y equilibra la comida.
Instrucciones
- Paso 1: Calentar el aceite
- En una sartén grande, calienta 1/4 taza de aceite de oliva a fuego medio. El aceite debe brillar pero no humear, esto indica que está listo para cocinar.
- Paso 2: Cocinar el pollo
- Añade los cubos de pollo a la sartén. Cocínalos unos 5-7 minutos, moviéndolos de vez en cuando, hasta que estén dorados y bien hechos. Así conseguirás que queden jugosos y sabrosos.
- Paso 3: Añadir el ajo
- Incorpora 1 cucharada de ajo picado y cocina aproximadamente 1 minuto. El ajo debe soltar su aroma e impregnar el pollo sin llegar a quemarse.
- Paso 4: Agregar brócoli y caldo
- Después, añade 1 taza de ramilletes de brócoli y 1/2 taza de caldo de pollo a la sartén. Tapa y deja cocer a fuego lento unos 5 minutos. El brócoli se ablandará y absorberá los sabores del caldo y el ajo.
- Paso 5: Incorporar espinacas
- Quita la tapa y añade 1 taza de espinacas. Cocina hasta que se marchiten, tardará unos 2 minutos. Las espinacas darán un color verde vibrante y una textura suave al plato.
- Paso 6: Terminar con queso
- Espolvorea 1/4 taza de queso manchego rallado sobre el pollo y las verduras. Añade 1/4 cucharadita de sal y 1/4 cucharadita de pimienta negra. Mezcla todo hasta que el queso se derrita, dando un acabado sabroso y cremoso.
Consejos para servir y guardar
- El pollo al ajillo con brócoli y espinacas va mejor recién hecho, directo de la sartén. Combina genial con arroz, quinoa o pasta, haciéndolo muy versátil para cualquier comida.
- Si sobra algo, guárdalo en un recipiente hermético en la nevera hasta 3 días. Para recalentarlo, simplemente caliéntalo en una sartén a fuego medio o usa el microondas, añadiendo un chorrito de caldo si hace falta para mantener la jugosidad.
- Este plato es buenísimo para preparar de antemano. Puedes dividirlo en recipientes individuales con tu acompañamiento preferido, siendo una opción práctica y sana para comidas durante toda la semana.
- Para variar, prueba a añadir otros vegetales como pimientos o champiñones, o cambia el pollo por gambas o tofu para una proteína diferente.
Notas útiles
- Cuando cocines el pollo, asegúrate de que esté bien dorado por todos lados antes de añadir el ajo. Esto ayuda a sellar los jugos y mejorar el sabor.
- Si prefieres una salsa más espesa, puedes mezclar 1 cucharadita de maicena con una cucharada de agua y añadirla a la sartén junto con el caldo de pollo.
- Para un sabor más intenso, usa queso manchego recién rallado en vez del ya rallado. El queso fresco se derrite mejor y tiene más sabor.
Consejos de chefs famosos
- El chef Karlos Arguiñano sugiere sazonar generosamente el pollo antes de cocinarlo para que cada bocado esté lleno de sabor.
- El chef Alberto Chicote recomienda usar una mezcla de aceite de oliva y un trocito de mantequilla para dar más riqueza al cocinar el pollo.
- El chef Jordi Cruz aconseja añadir un chorrito de limón al final para dar frescura al plato y equilibrar la cremosidad del queso.